Si hay algo que debemos esperar por
parte de los partidos y personas con responsabilidades de gobierno, es en
primer lugar el concepto del bien común y no una política clientelista, y en
segundo lugar, un respeto escrupuloso al aspecto formal de realizar la política.
El respeto a las ciudadanas y ciudadanos
en las relaciones institucionales, debe estar por encima de consideraciones
personales o partidistas, sobre todo en el marco institucional del pleno
municipal en el ayuntamiento, o sea, el acto más representativo de la voluntad
de la ciudadanía, a través de los cargos electos, en el cual les asiste el
derecho de pedir explicaciones al Alcalde y a su equipo de gobierno, y a estos
el deber de contestar.
No es de recibo la actitud despreciativa
y prepotente que el Alcalde ha tenido en los plenos a lo largo de la
legislatura, pero el colmo ha sido su comportamiento en este último de mayo,
donde, no solo se evidenció dicha actitud hacia los ciudadanos, sino que quedó
bien clara la forma de gobernar del actual equipo de gobierno y sus problemas
crecientes con las AAVV que no se dejan manipular. Ocultan información y han
convertido el Butlletí en un panfleto de propaganda. Anteponen los intereses de
su partido al del conjunto de la ciudadanía, poniendo en los puestos de
responsabilidad no las personas más capacitadas para el desempeño del cargo,
sino a cargos de confianza cuya verdadera responsabilidad es de “comisarios
políticos”. Este es el origen del enfrentamiento del Alcalde con los ciudadanos
en este último pleno, al requerir estos por la actitud de la Directora de
Comunicación, que consideran inaceptable, por lo que pedían la dimisión de
dicha persona, cargo que ocupa por designación directa del Alcalde sin pasar
por ningún tipo de concurso público. La respuesta fue lamentable, no solo desde
el punto de vista institucional, sino también personal. Ha olvidado que tendrá
que revalidar su cargo en las urnas dentro de 11 meses, ante la mirada
complaciente y cómplice de sus socios de gobierno de CiU.
En la inauguración de la Plaça de la
Solidaritat, este jueves 12, oí como nuestro Alcalde al dirigirse al grupo de
vecinos allí presentes, les recalcaba por tres veces, que aquella Plaza, no
solo pertenece a los vecinos, sino a 44.000, en alusión al conjunto de ciudadanos
de nuestra ciudad como alegoría de que Sant Feliu es de todos. Estoy
absolutamente de acuerdo, pero no puede decir esto y comportarse en el
Ayuntamiento y en los Plenos de manera diferente, como si fuese él el
propietario. No hay, en esencia, lugar más público y que realmente pertenezca a
los 44.000 ciudadanas y ciudadanos que el Ayuntamiento.